lunes, 31 de agosto de 2009
convicciones, dudas y altibajos.
Siempre estuve segura de querer irme de Erasmus, dónde y cómo fuera. Tenía clarísimo que mi tercer curso no lo pasaría en Madrid. Así que rellene mil formularios iguales pero con distinto nombre, me presenté al Proficiency para asegurarme plaza, pasé muchas tardes esperando a mi coordinadora en el pasillo...y aquí estoy, con un suelo de 400 euros al mes por vivir en un país donde es legal la marihuana y del que tus padres están lejos. Pero (sí, hay peros de Erasmus también, y grandes), también está lejos él, que apareció algunos meses antes de irme, y que me hizo dudar completamente de lo que creí que quería. Aún así me vine, y no estoy mal, he conocido gente, he visto algunas cosas nuevas, vivo sola y he aprendido a cocinar pasta (poco a poco). Y sin embargo...lo único que pienso es que lo quiero mucho y lo echo muchísimo de menos (sí, pretendemos desmentir el mito orgasmus, a menos que sean autoproporcionados). No quiero sonar triste, pero en este momento me hace mucha falta. Y no, no siempre estoy así, tengo mis días animados y también estoy contenta de estar aquí, con las estupendas vistas de mi ventana.
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